Vías de aplicación y sesiones de la ozonoterapia

El tratamiento consiste primero en hacer un estudio clínico. Una vez obtenidos los resultados se determina la dosis que se aplicará.

Ya en la sesión, se recuesta al paciente en una cama y se le introduce el gas, que de acuerdo al caso puede ser de la siguiente manera:

Subcutánea: Es la aplicación de pequeñas cantidades de ozono-oxígeno bajo la piel (intramuscular o intraarticular) en las zonas dolorosas. Efectivo para el tratamiento de fibromialgia o cualquier patología osteoarticular.

Rectal: Mediante la introducción de una fina a través del ano, se insufla la mezcla oxígeno-ozono. Para tratamiento de hepatitis C, VIH, cáncer de próstata y enfermedades de origen intestinal.

Intravaginal: Con ayuda de un catéter vesical se insufla el gas en la vagina. Para el tratamiento de las infecciones vaginales crónicas o de repetición.

Tópica: Mediante la aplicación por bolsa de teflón o campana de vacío que rodea la zona a tratar en la que se insufla el gas. Para el tratamiento de patologías vasculares como gangrena, ulceraciones, cicatrizaciones, pie diabético, etc.

Autohemoterapia: Se extrae del paciente sangre para agregarle ozono y realizar un lavado sanguíneo. Posteriormente la sangre se inyecta al paciente. Para el tratamiento de arteriosclerosis cerebral, coronaria o en extremidades, artritis reumatoide, psoriasis, acné y herpes.

Otras aplicaciones se realizan a través de cremas. Estos productos al tomar contacto con el cuerpo, transmiten el ozono al organismo.

Se requieren varias sesiones; dependiendo de la gravedad del padecimiento será el número de éstas. Generalmente se necesitan entre 10 y 25 sesiones. Su aplicación es indolora y no tiene efectos adversos.

Para mayor información sobre la terapia con ozono, consulte con un especialista en el tema.